Salvándote

Como si tu vida dependiera de la mía, como si cuidarte para siempre fuera mi misión, como si de tu existencia dependiera mi felicidad, así. Así sigo salvándote de tus caprichos, así sigo elaborando perfectos peldaños para que los puedas escalar. Sigo a tu lado apoyándote y cuidándote, sigo aquí junto a tu sombra por si algún día te faltara algo, por si un día estas triste ser yo, la que te haga feliz.

No duermo en las noches pensando en ti, pensando qué podría hacer para regalarte una vida perfecta. Te imagino sin preocupaciones, sonriendo todo el tiempo, llenando de paz al mundo, irradiando luz con tu sonrisa perfecta. Esa sonrisa que me enamora solo al verla. Me desvelo por y para ti, el camino ya no es mi camino, intento juntarlo con el tuyo.

Ya casi amanece y mi mente creativa imagina montones de cosas para hacerte sonreír. Una carta quizás, una carta que revele lo que siento por  ti, describiendo ese amor sincero que guardo para vos, un montón de globos o todo un circo repleto de payasos para hacerte feliz. Si eso no funcionara quizás necesitaría simplemente brindarte un puñado de besos en la mañana, un poco de placer en las tardes y en las noches regalarte mis poesías.

Lo que tengo para ti es un amor leal, sin condiciones, es paciente, es único, es trascendente, no guarda rencores, ni busca fantasías, porque es real, es puro, es mío y lo cuido solo para ti. De seguro estas allá, del otro lado de la ciudad descansando, sin tener idea de que no duermo por ti. Sin tenerme en tu pensar, desconociendo que yo hoy te quiero salvar, quiero sacarte de la soledad en la que vives y disfrutar esto sin que te desanimes. Quiero que sea por siempre, quiero vivirlo junto a ti, lástima que hoy lo que te haga feliz sea verme partir…  

Lizbeth Hernández